LUIS ALBERTO CENDALES ARIAS


 

Luis Alberto Cendales Arias.

Nació en Ramiriquí en el año de 1961. Es Administrador de Empresas de la UPTC Tunja (1987), Especialista en Proyectos de Desarrollo, ESAP, Bogotá (1992), Magister en Educación, universidad de los Andes, Bogotá (2005). Estudio y tesis sustentada del Doctorado en Ciencias Económicas y Administrativas de UCIMEXICO de Cancún, México (2020).

Catedrático universitario en diferentes programas de posgrado y docente investigador, ha publicado entre otros los siguientes libros: Planeación del Desarrollo territorial (2008), Corrientes Pedagógicas (2009), Estrategias para alcanzar la Plenitud de la Vida (2010), Gestión Municipal (2020). Publico las novelas: El camino del Hijo del Sol (2018) y El Poder de la Roca (2020).


LAS MALLAS NEGRAS (cuento)
Autor: Luis Alberto Cendales Arias*

Se veía inquieto, y la cachucha con la visera hacia atrás, le daba un toque salvaje. Fumaba un cigarrillo tras otro, prendiendo el nuevo con la colilla del anterior. De pronto, una muchacha vestida toda de negro, con minifalda y medias de malla, también negras, se le acercó, lo besó intensamente en la boca, le quitó el cigarrillo y le dio tres chupones, lanzando el humo en círculos hacia arriba de su cara y mientras los círculos se alejaban, lo miraba con deseos.

Los dos se veían decididos a todo, sin filtros de ninguna índole. Su audacia les había servido, igual para propagar la revolución, que para asaltar la caja fuerte de algún rico déspota. Les gustaba salirse con la suya y estaba claro, que pocas veces habían perdido en la vida.

Cuando el último círculo de humo desapareció, la dama de negro alargó el brazo hacia su espalda y con coquetería le apretó el trasero, le guiñó un ojo y le hizo señas para que fueran juntos cerca del muro. Era jueves y estaban en la universidad. Él se preparó para fumar un porro, pero al llegar a la estructura de piedra, lo que ella extrajo de su bolso wayuu, no fue marihuana, sino, una hermosa quena aymara y, sin darle tiempo ni siquiera para un reproche, empezó a entonar la melodía más sublime que komancho, como le decían sus amigos, hubiese escuchado jamás en su vida.

La melancolía se apoderó del feroz combatiente y, en términos de segundos, su mente y sus recuerdos de reencarnaciones pasadas, lo transportaron a Tiahuanaco, cuando la fortaleza brillaba en el alto Perú, hoy Bolivia, muy cerca del lago de Titicaca. Allí, los arquitectos del reino precolombino construyeron una de las mejores ciudades de esta parte del mundo. Las paredes y dinteles de las puertas, perfectamente alineadas, la majestuosidad de los monumentos, las plazas y los palacios fueron hechos con maestría. Comancho, vio allí a la cohorte magnífica rodeando a su gobernante y se vio él mismo, comandando la tropa en la plaza, ofreciendo seguridad a su soberano. Ahí, se veía más bajo, pero más musculoso, con porte real, uniforme militar a la usanza inca y joyas de oro en las orejas, la nariz, los brazos y las piernas. Se sentía poderoso.

Observó luego, que todas las miradas se congregaban en la puerta principal. Esta se abrió y por ella entró un grupo de mujeres bellamente vestidas. Pertenecían al templo de las vestales incas. Cada una llevaba un instrumento musical, pero Komanche, solo se fijó en una mujer, ligeramente más alta que las demás. Ella llevaba también una quena y de su instrumento emergió una música sublime, como de la cohorte celestial. El guerrero, escuchaba y observaba extasiado y, de pronto, cuando la música hubo terminado, la dama de la quena abandonó el grupo y corrió hacia él, lo besó apasionadamente, pero él sentía que su mano se quemaba dolorosamente. Cuando volvió en sí, efectivamente, el último cigarrillo taladraba su piel.


FRAGILIDAD (poema)

A dónde se fue oh vida, la potencia de otros años,

esos sueños de dioses invencibles

y los ímpetus de corceles indomables.

Hoy a duras penas subimos los peldaños

y una sombra de duda, llena de quebrantos,

nos mece entre sus brumas y nos llena de espantos.

A dónde se fue, reclamo, la belleza y el canto,

la algarabía compartida, que siempre nos llenaba

de chispas la mirada y de flores el prado.


* Luis Alberto Cendales Arias es docente de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia y de la Escuela Superior de Administración Pública, es investigador y escritor de novelas, cuentos y ensayos de divulgación.

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