REYNALDO CABALLERO CÁCERES



Reynaldo Caballero Cáceres.

Nacimiento: Bucaramanga 23 de abril de 1945. Residenciado en Boyacá desde 1966 y se considera un boyacense por adopción.

Director del Club de Lectura "Suamox", de la Tertulia Literaria "Suamox" y de los programas Despertando con el Gallo y RTV Noticultura por FB Live.

Ha publicado las siguientes novelas:  Un amos secreto de Bolívar, Memorias de un general de la guerra de los mil días, la Consentida, El día que mataron a Gaitán, Trilogía por la paz, Apaporis y la razón de la locura, Tras la tumba de Borges. Trilogía de Cuentos y el poemario Color arrebol.

SOMOS AMOR

POEMA 140 

Tundama lucha

sus flechas están envenenadas

miles de güechas pelean,

el viento trae truenos,

el alacrán pica,

culebras de colores

se unen al combate,

las siramenas bailan,

el caracol de oro se escucha,

es hora de morir,

es hora de luchar. 


El sol baila,

el río de la nieve canta,

los tunebos corrían,

se lanzaban al abismo;

primero muertos que esclavos.

Miles se sacrificaron por honor.

Una flecha de colores

apareció en el firmamento.

 

POEMA 142

Chía, la luna

mostró su cara oculta,

Huitaca baila

Nencatacoa, el oso,

mitad hombre

mitad animal,

canta en las festividades,

alguien tensa el arco,

reina el amor.

 

POEMA 143

El templo de Sué

ardió años.

La ambición del invasor

fue la perdición

de la nación muisca.

El viento trae gritos de libertad.

Dispararon la flecha. 

 

POEMA 144

Tensó el arco.

Llegaron los civilizadores.

Somos amor.

La luna baila,

Chía la llaman,

Bochica es su amante,

Huitaca canta.

Ámense.

 

POEMA 145

El río del aire

trae la lluvia.

La selva canta,

la luna baila.

Huitaca llega en la hoguera,

diosa de los muiscas,

trae mensajes de amor para todos;

alguien disparó la flecha.

 

Escritor: Reynaldo Caballero Cáceres.

 

POEMA 197

Huitaca mitad lechuza

mitad mujer

canta en las noches de luna llena

baila en la hoguera

invita al amor,

la flecha se detuvo

el pueblo muisca pide perdón

Bochica ama a Cuítiva.

Es la hora del amor.

Llegó la flecha.


POEMA 198

Dio un salto cuántico

la partícula de Dios

inicia la creación

sucedió antes del principio

alguien tensó el arco

Bachué baila con Iguaque

llegó la flecha

nacieron los Muiscas.


POEMA 199

No más guerra

fusiles por comida

bombas por educación

aviones de combate por salud

tanques de guerra por viviendas.

Eros dispara la flecha

se multiplica por millones

los siete jinetes desaparecen

horror por amor.


POEMA 200

Sonó la trompeta

rayos y truenos

buscaba una estrella

en la inmensidad del universo

llegó la flecha del amor

primer día de la tierra.

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DE LA VELA AL RAYO

Mi nona dijo que fuera a la tienda y comprara cinco velas y de paso traiga una caja de fósforos. Regresé con las velas y los fósforos y mi nona prendió las velas por toda la casa: una en la cocina, otra en la sala, una en su pieza y, otra en la alcoba de mis padres y una en la pieza donde dormíamos todos los nietos. En la casa no había energía eléctrica. Me gustaba dormirme temprano para levantarme con entusiasmo para ir a la escuela. Un día la maestra me castigo por no llevar la tarea y yo le dije es que no tenemos luz en la casa, la noche es con vela y no veo bien. Algunos niños se rieron y gritaron: apaguen la vela, prendan la vela. Mi mama salaba bien la carne para conservarla y la colgaba en un palo para que se secara al sol y también colgaba la ropa recién lavada en una cuerda y el sol la secaba. Un día encontré una lupa en el baúl de mi nona y la use captando el sol y el rayo encendió unos palitos y mi mama gritó: va a incendiar la casa. En la cocina usaban petróleo el cual compraba en la bomba la cual quedaba lejos y lo empleaban para cocinar los alimentos. Pasaron los años y realizando en Canadá unas pasantías en la isla Nueva Escocia, vivía en un bello pueblo llamado Glace Bay. Muy cerca del océano Atlántico funcionaba una planta de producción de agua pesada a partir de la energía producida por uranio. Era una planta muy avanzada y producían esta clase de agua para los reactores nucleares que generaban energía eléctrica. En las noches de Glace Bay recordé a Termo Paipa en Boyacá; siempre que pasaba por este lugar observaba largas filas de volquetas cargadas de carbón mineral. El carbón es explotado desde los tiempos de los muiscas quiñes lo usaban en los hornos donde fabricaban sal y en los de elaborar vasijas de barro. Un día desde la vía a Sogamoso se veían molinos de viento los cuales extraen agua para los cultivos.

A veces las tempestades en el Valle de Iraca vienen acompañadas de tremendos rayos. A la casa llegó una profesora a visitar a mi esposa y contó que había caído un rayo en el colegio y tumbó un árbol.

Ahora mismo se están produciendo en el mundo unas 20.000 tormentas, que lanzan unos cien rayos por segundo. Por término medio, tienen lugar al año entre 16 y 17 millones de tormentas, unas 44.000 diarias. Esto supone que caen 8 millones de relámpagos al día, capaces de liberar una energía comparable a 2 millones de toneladas de dinamita. Se calcula que cada rayo mide unos 5 kilómetros de longitud por solo 1 centímetro de anchura, y descarga entre 1.000 y 10.000 millones de julios de energía, con una corriente de hasta 200.000 amperios y 100 millones de voltios. El aire circundante puede alcanzar temperaturas de 20.000 ºC, más de tres veces la de la superficie del Sol, que ronda los 6.000 ºC. Por eso los rayos son tan letales.

Llegará el día que el hombre domine el rayo y produzca tempestades y con toda esa energía podrá iluminar el país. 

Reynaldo Caballero Cáceres

INFINITO

Fui hasta el infinito,
allí estabas tú, 
jugabas con una estrella y la pitabas de azul,
escuché tu voz, 
era un canto de amor,
lleno de luz;
girabas alrededor de soles y lunas, 
la oscuridad no existe,
el relámpago era creador de nuevos mundos; 
las mariposas verdes cubrían los mares,
el colibrí era un mago
llamando a los seres de todos los planetas,
el tigre corría veloz por las inmensas llanura del cielo,
un niño sonreía al paso del huracán,
los milenarios árboles de las selvas sin nombre
 cubrían las tierras
y las constelaciones brillantes 
del diamante eterno.

A este lugar
llegan los seres inventados por la imaginación,
el día no tiene fin.

Vuelan de norte a sur
con alas de colores 
las guacamayas mensajeras de los dioses
y de oriente a occidente
las almas con las alas transparentes
de las hermosas libélulas.

Arriba no existe, abajo tampoco,
la curva del tiempo se repite una y otra vez,
no hay pasado, presente, futuro.

Solo existe el amor.

Reynaldo Caballero Cáceres

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